lunes, 30 de enero de 2012

LA CLANDESTINIDAD

En estas épocas donde muchos de nosotros nos exponemos -más o menos voluntariamente- a un amplio público, he estado alejado de las redes sociales durante un par de semanas; y he constatado que hay vida más allá del ciberespacio
No es que lo dudara, pero desde que abrí el blog y la cuenta de facebook había estado conectado casi todos los días, sintiéndome en la obligación de escribir alguna esquelita, noticia breve o anécdota que se me pasara por la mente; a veces, sin ni siquiera haberla revisado de forma apropiada.
Mi última entradilla en el blog data del 8 de enero y desde entonces no he estado presente en el éter moderno, salvo para comprobar mi correo electrónico. Mientras escribo esta reflexión me doy cuenta que en algún momento me he sentido en la clandestinidad, trabajando en la oscuridad sin exponer al juicio de mis lectores nada de lo que urdo. Y debo reconocer que me gusta la sensación.
Mientras ustedes leen esto me (re)convierto en evanescente poeta y en oculto prosista que su madeja teje en la discreción y la clandestinidad. Y esta vez voluntariamente.

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