viernes, 12 de abril de 2024

IN MEMORIAM JOSÉ GREGORIO JIMÉNEZ MONTESDEOCA

 




IN MEMORIAM JOSÉ GREGORIO JIMÉNEZ MONTESDEOCA



    Con profunda tristeza comparto la noticia del fallecimiento de José Gregorio Jiménez Mostesdeoca, mi viejo amigo y compañero de aventuras. Gregorio, el de Firgas,  eligió partir en la luna nueva de abril, después de una dura y silenciosa batalla contra la depresión y otras enfermedades que marcaron sus últimos años.

    Gregorio fue un hombre de muchos talentos y pasiones: músico, profesor de música, y un habilidoso mecánico, fontanero, electricista y carpintero; su habilidad para arreglar y crear era tan vasta como su amor por la vida. Amante de los coches clásicos, compartimos muchos momentos inolvidables navegando rutas en rallies de regularidad, con él al volante de su raro y querido Volkswagen SP2, joya brasileña que manejaba con maestría y orgullo.

    Como miembro del grupo musical Mermelada, Gregorio encendía la alegría en las verbenas populares, tocando melodías que hacían bailar a todos alrededor. Su sentido del humor era una fuente constante de risas; siempre tenía una broma a mano y una sonrisa en el rostro, capaz de iluminar los días más sombríos.

    Siempre te agradeceré tu presencia musical en la presentación de mi novela Kopi Luwak en el Gabinete Literario de Las Palmas de Gran Canaria, con tu grupo de saxofonistas de Grébede Sax. 

    En los últimos años, Gregorio eligió un camino de quietud y entrega, cuidando a sus queridos padres en su hogar. A pesar de que su propio espíritu enfrentaba tormentas, su devoción por su familia nunca flaqueó. Se convirtió en su roca, su cuidador incansable, un faro de amor y sacrificio.

    Aunque hoy mi corazón está pesado, elijo recordar a Gregorio por todas las alegrías que compartimos, las risas que resonaron en nuestros corazones y los momentos que, aunque fugaces, se sienten eternos. Su legado no es uno de tristeza, sino uno repleto de las notas melodiosas de su existencia, que siempre danzarán en mi memoria.

    Descansa en paz, querido amigo. Tu música sigue sonando, y tu luz, aunque ahora desde otro plano, continúa brillando en todos los que tuvimos la fortuna de conocerte. Te llevaré siempre en mi corazón, agradecido por cada momento, cada reparación compartida, cada nota musical y cada sonrisa que me regalaste. Hasta que nos volvamos a encontrar, te envío un último aplauso por tu fina conducción por las reviradas carreteras de la vida.



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