lunes, 17 de marzo de 2014

De novelas y automóviles (Esta entrada fue publicada primero en www.canariascultura.com)

BMW M5_wide_color
Este año de 2014 ha empezado derramando toda la lluvia del océano sobre la tierra, fecundando las islas, pero llevándose a poetas, cineastas y músicos con la guadaña que a todos nos espera.
Mientras escribo una nueva novela que se está trabucando en los rugientes horizontes de los mares del Sur, buscando a Herman Melville, transfigurado en Achab el vengativo, voy revisando –entreteniendo a la pereza- el manuscrito de “Kopi Luwak”  para la segunda edición que les prometí a Victoriano Santana Sanjurjo y a Jorge Liria.
En el ínterin he llevado a rehabilitar el primer M5, el fabuloso automóvil que me dejaron como herencia las protagonistas de la novela. Desde que se publicó el libro, el coche había estado languideciendo en un garaje, padeciendo los azares de la inactividad y mi desidia.
Después de una costosa reparación, lo he vuelto a conducir en compañía de mi mujer por la sinuosas carreteras de la Isla, bajo la sombra de los almendros, oyendo el sonido del motor entremezclándose con el del agua saltando por riscos y caideros.
La vista del coche reluciente a la luz del sol me recordó la promesa que le hice a Cándida cuando partió en busca de su amada, de mantenerlo vivo y activo. El vehículo, un BMW M5 de 1986, es un protagonista más en el complejo entramado de la novela. Está inmortalizado de la misma manera que hizo Stephen King con un Plymouth Fury de 1958 en su novela “Christine” o el Ford Anglia que usan los pelirrojos Weasley en la heptalogía de “Harry Potter”. de J.K. Rowling.
También recurre el séptimo arte a los automóviles como protagonistas de las películas. Entre ellas me gustan el Ford Mustang GT 390, motorizado por Carrol Shelby y conducido por Steve McQueen en “Bullit”, en vertiginosas persecuciones por las calles de San Francisco o el mítico Alfa Romeo Spider Duetto, que conduce Dustin Hoffman en “El Graduado”.
Aunque si hubiese de elegir un coche cinematográfico, me quedaría con el fabuloso Lamborghini Miura que aparece en la escena inicial de “The Italian Job”, haciendo resonar el motor del V12 entre las paredes calcáreas de los Alpes Marítimos, antes de ser despeñado sin misericordia.
Quiero pensar que Sumba debe conservar todavía el aerodinámico y extraordinario Tatra 87 y el esbelto Jaguar C Type, descritos en “Kopi Luwak”, en donde quiera que se encuentre en este momento.
Mientras meditaba esto me acordé de la furgoneta VW T2 que se llevó Bour Siien en su viaje por tierras peninsulares y donde encontró el amor. La furgoneta quedó en manos de un surfero alemán, con los efluvios de amor entre el africano y su amada rusa.
Al mismo tiempo recordé que alguna vez tuve alguna de esas furgonetas, una de 8 plazas, nos sirvió a mis primas y a mí para escaparnos a Agaete un día de playa y nostalgia, cargados de bártulos rumbo al atardecer.
Por si a alguien le apetece un poco de literatura y automóviles, les regalo el capítulo XXIX del libro, lleno de erotismo y sensualidad.

(El capítulo mencionado más arriba se publicará próximamente en www.canariascultura.com y poco más tarde en este blog)

No hay comentarios: